11/10/06

Tardes otoñales

Ordenar el desorden de tu conciencia, surcar el cielo para caer en el mar placido. Llegar al infinito y volver al suelo de tu esencia dolorida. En el paraíso terrenal de tu presencia, en el infierno celestial de tu ausencia, así camina mi esencia en lucha entre el corazón y la razón, entre lo divino y lo humano a golpes de razón que el corazón dejó de entender.

El cielo cayó sobre tus esperanzas, aplasto tus ansias de ganar. Todo desapareció ante tus ojos y tú sólo pides guerra. El alma dolorida sigue arrastrándose en ese mar de lágrimas que construiste par huir de ese yo que no atiende.

Un sol desborda los horizontes, una monotonía resuena en mi alma, en mi cabeza, y como música renovada me impulsa a bailar y a reír al son de su blues desgarrado.


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