17/5/07

Mares y mareas

Ahora no sé donde está el camino que me tiene que llevar hasta un horizonte tranquilo. Ante mí se abre un mar bravío que tengo que surcar en mi pequeño navío. La tempestad me atrapo en una noche de estrellas; nada hacia presagiar lo que ocurriría después.

Un cielo en calma, una brisa serena y una mar plácida parecía augurar una travesía serena; pero al caer la noche, al llegar el ocaso, el aire cambio; el viento del norte empezó a soplar y la mar se batía rabiosa; el sol se había marchado y la luna sonriente iluminaba el escenario de destrucción.

Ahora la tempestad está en mí, la rabia inunda mi alma y mi ser; mi corazón late al ritmo de esa mar traicionera. En la oscuridad de la noche mil peligros se ocultan, mil sombras acechan y en ningún lugar me puedo esconder.

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