El sol que no cesa

En un momento saldrá el sol, en un instante se irán las sombras, en cualquier instante la vida volverá a su ser. Ya nadie queda en el amplio corazón de mí yo eterno, ya la nada lo cubrió con su manto de horror y de errores, para tapar la única vida que había dentro de él.

Por caminos sin senderos baja la ilusión a encontrarse con su alma. A recibir la luna llena de una fe que se perdió hace demasiado tiempo, pero que todavía no se ha ido.

Playas de calor y de armonía, por ellas mi alma corría y en ellas sólo podía ser feliz. Ahora ya no hay orillas por las que pasear, ni mares por los que surcar, ni tesores por descubrir; ya sólo queda el manto pesado sobre las estrellas perdidas en cielos lejanos.